Septiembre 2011
Tomamos partido: Declaración de fusión de la organización Lalacnaqom con el PTS.
I
La
agrupación Lalacnaqom se conformó en 2008 tomando como bandera la
defensa de los derechos de los pueblos originarios y en el marco del
surgimiento de agrupaciones que reivindicaban “nuevas formas” de hacer
política, diferenciándose de los partidos políticos de izquierda a
quienes se los acusaba y acusa de verticalistas y dogmáticos.
Agrupaciones que en su mayoría se referenciaron en lo que entendieron
como un nuevo ciclo de cambios históricos en Latinoamérica, en el que
los gobiernos de Venezuela, Ecuador, y Bolivia expresarían un nuevo
proceso de ascenso de las masas populares. En este contexto intentábamos
abordar la problemática de los pueblos originarios con una mirada
culturalista, haciendo trabajos incipientes y versátiles en diversas
comunidades en las provincias de Buenos Aires y Chaco. A partir de la
práctica misma encontramos limitaciones en nuestra perspectiva.
Estábamos, de alguna modo, sectorizando la lucha al abordar la
problemática desde un plano cultural-étnico y enajenándola de los
elementos concretos, procesos históricos y lucha de clases que enmarcan
el destino de cualquier pueblo. Superar la mirada culturalista y
autonomista fue nuestra primera emergencia.
Por
su parte fuimos elaborando una mirada crítica del denominado “nuevo
proceso latinoamericano”, sobre todo en relación a Evo Morales y el MAS
de Bolivia. Arribamos a la conclusión de que lejos de marchar hacia el
socialismo, Linera y Morales impulsaron la instalación de lo que ellos
mismos denominaron capitalismo andino-amazónico, “la construcción de un
Estado fuerte, que regule la expansión de la economía industrial,
extraiga sus excedentes y los transfiera al ámbito comunitario para
potenciar formas de autoorganización y de desarrollo mercantil
propiamente andino y amazónico”. Es decir, reordenar el Estado mediante
reformas graduales, dando nuevos aires a la burguesía de la "medialuna"
asociada fuertemente al capital extranjero y constituyendo una burguesía
aymara, dejando intacta así la base de la opresión racista y nacional
para con la inmensa mayoría indígena del país. Las contradicciones y
limitaciones del “modelo” de Evo Morales son hoy evidentes. Las medidas
económicas proempresariales como las falsas nacionalizaciones de los
hidrocarburos, la reforma constitucional que deja inalterada la
propiedad de la tierra, el “Gasolinazo”, los magros aumentos de sueldos y
el reciente conflicto desatado en torno a las pretensiones del gobierno
de construir una ruta en TIPNIS (reserva natural y territorio poblado
por comunidades indígenas) que acarrearía consecuencias irreversibles,
tanto naturales como para las comunidades, reactivaron la movilización
de la clase obrera, los campesinos y los indígenas. Desde el gobierno,
la represión y la persecución no se hicieron esperar.
II
Entendemos
que la penetración del capital en Latinoamérica -junto al bagaje
simbólico cultural que conlleva- generó un proceso de descomposición de
las organizaciones políticas, sociales y económicas en las comunidades
indígenas, que iniciaron profundos ataques a la propia cosmovisión
originaria. La emergencia de los Estados Nacionales y la consolidación
de la matriz capitalista de producción profundizaron aún más la opresión
sobre las comunidades. La disgregación fue incompleta producto de la
resistencia tenaz de los pueblos originarios que mantiene viva, pero sin
resolución posible en el marco de los Estados burgueses, la
“problemática” indígena. Las propuestas de integración ciudadana,
reconocimiento cultural o devolución parcial de las tierras son
insuficientes para remediar el problema de la opresión nacional,
queriendo trasladar al plano formal, demandas indudablemente
estructurales. La defensa del derecho a la autodeterminación de las
naciones oprimidas (incluso a la separación en un Estado propio)
constituye un deber revolucionario. Sin embargo la defensa incondicional
de este derecho no conforma nuestra estrategia final. La entendemos
como parte fundamental en la construcción de hegemonía obrera en el
marco de la alianza necesaria entre sectores oprimidos para conquistar
el poder, derrotar al capitalismo y sentar las bases del socialismo.
Verdadera e imperiosa condición para la libertad y autodeterminación de
los pueblos en todo el mundo. He ahí nuestra estrategia. A su vez
creemos que la cuestión nacional debe ser abordada con profundidad.
Lejos de cualquier mirada que pondere lo étnico-folklórico en un sentido
de-sustancializado y niegue el atravesamiento actual de la lucha de
clases, pero también lejos del obrerismo obtuso y de cualquier reducción
de la complejidad del desarrollo histórico a un puñado de leyes
positivas y supra-históricas, entendemos la cuestión de las
nacionalidades oprimidas desde un criterio de clase. Siguiendo a León
Trotsky, “(…) El criterio de clase es supremo para nosotros (…) pero
solo en la medida en que sea realmente un criterio de clase; esto es, en
la medida en que incluya respuestas para todas las cuestiones básicas
del desarrollo histórico, incluyendo la cuestión nacional. Un criterio
de clase sin la cuestión nacional no es un criterio de clase, sino sólo
el tronco principal de tal criterio, que inevitablemente se aproxima a
una perspectiva sindicalista o artesanal”.
Sobre la necesidad de la construcción de un partido revolucionario
I-
A lo largo de nuestra experiencia militante, hemos compartido espacios y
actividades con diversas organizaciones y movimientos sociales. Así
como fuimos elaborando una mirada crítica de los nuevos procesos
latinoamericanos, también comprendimos que la mejor manera de luchar por
una resolución profunda y verdadera a las demanda de los pueblos
originarios es adoptando una perspectiva anticapitalista y abiertamente
socialista. Profundizar esta discusión nos llevó a ahondar en la
necesidad de la construcción de partido revolucionario.
A
diferencia del movimentismo que se diluye en la reivindicación en sí,
sin dañar realmente al sistema del capital, además de generar efectos
disuasivos y desesperanzadores de la misión histórica del proletariado,
creemos en la necesidad de la construcción de un partido proletario que
dispute el poder a la burguesía.
Los movimientos
sociales cuestionan al capitalismo en relación a los efectos, y buscan
que sus demandas sean contenidas por el Estado logrando, en el mejor de
los casos triunfos parciales, siendo incapaces de crear un programa
único que supere la opresión en todas sus formas. Al no visualizar el
carácter de clase del Estado, descreen de la necesidad de la revolución
social y la toma del poder.
II- con sus
diferencias y particularidades las movilizaciones y protestas en Europa,
el norte de África y la imponente irrupción estudiantil y de sectores
obreros y populares en Chile, son las primeras respuestas de la crisis
económica de magnitud histórica. Sin embargo, ni la monstruosa crisis de
sobreproducción de capitales y bienes invendibles, ni la imposibilidad
de contener las irrupciones sociales mediante los canales políticos
vigentes, harán que el sistema capitalista se derrumbe por sí solo. La
burguesía acudirá a métodos cada vez más bárbaros para reconstruir su
hegemonía y depositar sobre la espalda de la clase obrera “los platos
rotos” de la crisis económica. La urgencia de impulsar partidos revolucionarios de izquierda a nivel nacional,
continental y mundial preparados para responder, dirigir, y dar una salida
revolucionaria a los procesos abiertos, es evidente. Solo así, y de una
vez por todas, la crisis la pagarán los capitalistas.
NUESTROS ACUERDOS CON EL PTS
Es
por todas las cosas mencionadas anteriormente que tomamos la decisión
de discutir un proyecto político que se plantee superar el ámbito
estrictamente indígena para tener incidencia en todos los planos de la
lucha de clases. Debido a múltiples coincidencias en nuestras posiciones
políticas con el PTS y diferenciándonos de otras corrientes de
izquierda con las que hemos discutido, comenzamos a vincularnos con el
partido y fuimos constatando los acuerdos que teníamos en el plano de la
práctica. Sobre esta base es que nos propusimos, en una primera
instancia avanzar en la formación de un Comité de Enlace entre
Lalacnaqom y el PTS para profundizar la experiencia militante común. Hoy
a partir de acuerdos programáticos y estratégicos decidimos, con
convicción, formar parte del partido.
Acordamos con la
política del PTS de inserción en el movimiento obrero, impulsando
agrupaciones antiburocráticas, clasistas, de base e independientes del
gobierno y la patronal, con el fin de recuperar las comisiones internas y
cuerpos delegados de las manos de las burocracias. Alejados de una
perspectiva meramente sindicalista, se busca madurar la conciencia de
los trabajadores, interviniendo con un programa y una estrategia
revolucionaria que empalmando con las formas de autoorganización propias
de la clase, de salida definitiva a las penurias del conjunto del
proletariado y los oprimidos. A nuestro entender, fomentar y acompañar
los procesos de autoorganización obrera no solo es fundamental, sino
central dentro de la estrategia que defiende el PTS. El rol del partido
revolucionario no es el de llevar el programa revolucionario a las
“masas” sin mediación alguna. Tampoco el de esperar que las masas se
“acerquen” a dicho programa por inercia. Las formas particulares y
propias de autoorganización de la vanguardia obrera conforman el nexo
necesario entre el programa, el partido y el conjunto de sectores
oprimidos. En este sentido y a diferencia del PO donde los organismos de
autoorganización está desjerarquizada tanto teóricamente como en su
intervención en la realidad, el PTS es la corriente principal en
impulsar el desarrollo del sindicalismo de base a nivel nacional, lo que
se plasma en el impulso del periódico “Nuestra Lucha” y como lo
evidencian los ejemplos de Kraft, Ffcc. Roca, Pepsico, Donelley, Subte.
Procesos comos estos, demuestran que sin la búsqueda incesante para que
sectores de vanguardia avancen en adoptar la perspectiva de la
revolución socialista, es inviable la construcción del partido
revolucionario.
Asimismo, reivindicamos la experiencia
de Zanon, la fábrica sin patrón bajo gestión obrera que demostró que la
clase obrera organizada, confiando en su propia fuerza, puede alcanzar
conquistas históricas. Aun entendiendo que la conquista fue parcial y
que la expropiación sin pago y la estatización bajo control obrero es el
norte estratégico de la vanguardia de la fábrica y del PTS, es
innegable que Zanon se ha transformado en un ejemplo para otras luchas
clasistas y de base, dejando al descubierto el rol parasitario de los
patrones y la burocracia sindical. Por su parte, se convirtió en un
ejemplo concreto de cómo construir hegemonía obrera, referenciando la
lucha no solo de los obreros de la fábrica, sino de los docentes,
trabajadores de la salud, desocupados y de los mapuches. La alianza con
estos sectores, reflejada en la fuerte campaña militante por el Frente
de Izquierda en Neuquén, tuvo como resultado un diputado obrero de Zanón
que será una banca al servicio de los sectores explotados, oprimidos y
en lucha.
El surgimiento de la Juventud del PTS nos
parece nodal para nuclear a lo mejor de la vanguardia obrera y
estudiantil con vistas a influenciar en vastos sectores de jóvenes
dentro de las fábricas, en las universidades, terciarios y secundarios,
con el fin de multiplicar nuestras ideas entre miles y poner de pie una
corriente revolucionaria juvenil que luche por el entierro del
capitalismo, su estado y sus instituciones.
En este
sentido, y entendiendo que la vanguardia de la juventud debe ser
dinámica, audaz y combativa, defendemos la lucha que los compañeros de
En Clave Roja y otras organizaciones estudiantiles hermanas, dan contra
la adaptación de muchas agrupaciones y partidos de izquierda a las
instituciones y prácticas del régimen en el ámbito universitario. Para
organizar un movimiento estudiantil de perfil pro obrero y socialista,
la crítica constante e implacable sobre las prácticas políticas y
sindicales es indispensable. No compartimos la concepción de “gestión”
que otros partidos y agrupaciones de izquierda tienen sobre los Centros
de Estudiantes y sus "espacios" como comedores o venta de apuntes. Ni la
concepción meramente “gremial” sobre una herramienta militante y
fundamentalmente política.
También acordamos con la
política que el PTS tuvo en diferentes momentos políticos claves del
país, como fue su posicionamiento ante el movimiento piquetero de
desocupados, ante el cual, los partidos de izquierda dieron salida
administrando planes sociales otorgados por el gobierno, que ocasionaron
divisiones al interior del movimiento. El PTS, por el contrario, se
negó a la administración de los mismos, proponiendo la unidad del
movimiento de desocupados respetando la libertad de tendencias. Asimismo
acordamos con el posicionamiento que tuvieron ante el llamado
“conflicto del campo” dejando en claro que la defensa de los
trabajadores y del pueblo no estaba ni con la oligarquía terrateniente
ni con el gobierno kirchnerista.
Otro punto fundamental
es la importancia que otorga el partido a la formación de la Fracción
trotskista y de la refundación de la IV internacional que impulsa junto a
partidos hermanos de América Latina y el mundo y que frente al panorama
mundial de crisis capitalista se hace cada vez más necesario,
entendiendo que la revolución es necesariamente internacional y de
carácter permanente, no pudiendo limitarse al marco meramente nacional.
La
política de género impulsada por el partido, a través de la agrupación
Pan y Rosas es clave, ya que bajo este sistema la opresión hacia las
mujeres se legitima y se reproduce para beneficio de los capitalistas,
recrudeciéndose principalmente en los sectores populares. En ese sentido
la lucha contra la opresión a la mujer llevada a cabo por el PTS, es
fundamental en la lucha contra el sistema capitalista y contra todo tipo
de opresión. La nueva agrupación que impulsa el partido, LGTTTB,
creemos que es un gran acierto y que a través de la misma se pueden dar
discusiones que acerquen a posiciones revolucionarias a valiosos
activistas que pelean por la libertad sexual y de identidad de género.
Acordamos
con la política de DDHH impulsado a través del CeProDH que ha estado a
la cabeza de la lucha contra el aparato represivo del Estado,
destacándose en su rol de querellante en los juicios contra los
represores Etchecolatz y Won Vernich, sentando un precedente en la
calificación de los delitos cometidos por la dictadura como delito de
genocidio, y hoy en la mega-causa ESMA. Entendemos que es necesario dar
una pelea seria y consecuente en este terreno. El kircherismo utiliza el
discurso de los DDHH como máscara progresista para poder regimentar más
fácilmente al conjunto de la clase obrera y el pueblo. Mientras existen
1000 procesados por genocidio, son casi 5000 los que están también
procesados por luchar. 9000 efectivos de la bonaerense mantienen
funciones desde la dictadura. Se jactan de haber bajado el cuadro de
Videla, pero envían a sus mejores “cuadros” represivos al Sur de la
ciudad. Asesinan a personas que luchan por techo, por territorio, por
salario.
Así mismo consideramos fundamental que desde
el IPS (Instituto del Pensamiento Socialista “Karl Marx”) se pondere la
elaboración teórica propia que permita la reflexión estratégica en
conjunto del partido como fundamento para la práctica política
revolucionaria.
Es por todo esto que sentimos la
necesidad que comenzar una experiencia con el PTS. Tenemos la férrea
convicción que solo luchando por el socialismo se generaran las
condiciones de posibilidad para el fin de toda forma histórica de
opresión, entre ellas la nacional. La autodeterminación de los pueblos
originarios está ligada necesariamente al futuro socialista de la
humanidad.
Hoy, más que nunca, debemos tomar partido
jueves, 22 de diciembre de 2011
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario